martes, 28 de marzo de 2017

CARLOS DE NEGRI M. Digamos ¡No!, al acoso femenino.




DIGAMOS ¡NO! AL ACOSO FEMENINO

Anecdotario de un Pelón con Suerte

Por
Carlos De Negri M.
Morelos


El día de hoy, a petición de mí pareja y muy a pesar mío, fuimos a turistear al municipio de Yecapixtla, tierra de la ya muy conocida y riquísima cecina; siempre que voy a algún pueblo o ciudad, la que sea, me apersono de inmediato en sus iglesias y mercados, lugares que para su servidor son de lo más interesante... Me gustan las iglesias por su arquitectura, arte sacro en todas sus modalidades y atmósfera  de santidad; los que me conocen saben que no soy muy apegado a la religión, sin embargo, no sé por qué pero me encantan, son un imán para mí; les recomiendo se den una vuelta por algunas de las muchas iglesias que tiene Morelos, no se arrepentirán en lo absoluto;  y por otro lado, lugares que van de la mano de cualquier iglesia, convento o  catedral, son los maravillosos mercados, lugares donde se dan cita la mayoría de los habitantes ya sea para comprar la comida de la semana, para comer unos deliciosos tacos de cecina, como fue mi caso, para tomar una nieve… en fin, la pasada obligada... Y hoy después de mi visita al ex convento e iglesia, pasamos a darle cuenta a un insuperable cuartito de cecina, a un exquisito helado de no sé qué, y a lo que le sigue…

Lo que les cuento no es choro ni mucho menos, pero al caminar por el parque sufrí el mentado acoso. Ahora sé lo que sienten las mujeres al pasar por la calle y ser objeto de acoso… Pasaba con mi pareja y un grupito de unas diez jóvenes se me quedó viendo de tal manera que, lejos de sentirme halagado, me sentí muy incómodo, como si por primera vez vieran a un tipo güero, pelón, guapo y galán. Pensé que tenía embarrado algo en la boca que hasta me la limpié varias veces...neta, ¡fue muy incómodo! Quizá estarían en plan de reptil, no sé, pero al final se siente horrible que te observen con esa insistencia y sin el mínimo empacho... Lo bueno es que mi pareja es muy, pero muy distraída, y no se dio cuenta de esto, ya que de lo contrario, aún estaría sin probar la cecina de Yecaplixtla…

P.D.
¡Digamos no al acoso femenino!


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