viernes, 10 de marzo de 2017

MIGUEL IZQUIERDO, Una acordeonista en Tel Aviv




UNA ACORDEONISTA EN TEL AVIV

Por 
Miguel Izquierdo
Morelos


Caminando por la calle Allenby oigo entre los transeúntes un valsecito nostálgico que me obliga a parar y acercarme a quien lo toca. Sobre la banqueta, recargada en la pared de un local abandonado, una anciana interpreta con mirada perdida una canción eslava que habla de su nostalgia.  Apenas termina la pieza le pregunto en ruso de dónde es, pues me ha parecido su tonada de algún país de la ex Unión Soviética.  Me mira a los ojos y con cierto gusto por hablar en una lengua familiar, dice que es de Ucrania.  Le pregunto por su familia.  “Sólo me queda mi hija y mi nieto”, contesta.  Lleva ya siete años en Israel.  Le pido una canción de su pueblo natal.  Hay muchas, me dice, y se acomoda para ejecutar la que viene a su mente.  Mientras toca observo a su lado sobre el suelo, la tapa de la caja de cartón en que recibe las monedas de los paseantes, del otro, el carrito de ruedas en que seguramente carga su acordeón y la silla en que se sienta a sus setenta y tantos años.  No le queda voz para cantar a esta edad, su mejor desempeño está en sus dedos, brazos y en el diálogo interno de su corazón-acordeón, que tanto me ha conmovido.  Me regala otras piezas y de paso empieza a sonreír contestando preguntas sobre su vida. Cuando me despido, toma mi cabeza con ambas manos y me planta un beso en la boca.

Bella sigue siendo esta anciana de mirada perdida, en su soledad de inmigrante, ante el bullicio de los jóvenes que dan vida a Tel Aviv.


Del capítulo: Israel y sus peregrinos. Libro colectivo: Viajar perjudica a tu salud, de Editorial Moleskin, España, 2010.

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