martes, 28 de marzo de 2017

BETO PANNA, Lo inevitable sucedió



LO INEVITABLE SUCEDIÓ

Por 
Beto Panna

Morelos


Lo inevitable sucedió, me cuesta trabajo creer que cuando nacemos empezamos a morir y nacemos diseñados para sobrevivir al dolor que causa la muerte de un ser querido... Hace poco menos de 6 años (en julio es mi 6to aniversario laboral) llegué a mi actual trabajo y lo vi ahí ¡majestuoso, como él era! No era un bebé pero tampoco un adulto, digamos que era un joven bebe, extremadamente juguetón y cariñoso; desde aquel entonces le encantaba subir sus patas delanteras al regazo de las personas como en señal de abrazo, no ladraba como tonto por cualquier cosa, sólo cuando era la hora de jugar. Pocos meses después llegó Laila, pero esa es otra historia. Manuel, el bello "Manny", no era de mi propiedad, parte de mi trabajo consistía en atenderlo, darle de comer,  estar al pendiente de sus vacunas etc... Nadie me dijo que nos íbamos a enamorar y que seríamos grandes amigos. Y es que de verdad me asombran los lazos afectivos que pueden llegar a crearse con las mascotas... se convierten en parte de nuestra familia. ¡Es en serio!

Vivió muy bien, rodeado de mucho amor y de muchos momentos de diversión inigualables, fue padre sólo una vez de 9 adorables cachorros a los que se les buscó hogar, imagínense vivir con 11 perros boxers aparte de Juanito, Chonita y Martina (galgos italianos), y Rita, una chihuahua con síndrome de down.  Sería una idea muy descabellada, ¡aunque para mí no tanto!

Hace poco menos de un año Manuel empezó a tener problemas en la dentadura y le costaba trabajo masticar sus croquetas, lo alimentábamos con productos suaves. Empezó a cogear y le diagnosticaron artritis moderada, pero aun así no dejaba de correr tras las aves que volaban bajo, como intentando atraparlas o detrás de las ardillas causándoles infartos o comas diabéticos del susto y de la carrera que daban hacía sus refugios... ¡Era divertidísimo ver eso! Y un día, de pronto, hace 2 semanas, dejó de comer repentinamente, el veterinario diagnosticó insuficiencia hepática, le prescribió medicamento pero el pobre no mejoraba... Perdió peso de forma impresionante y mis jefes tomaron la decisión de llevarlo a la CDMX con un especialista y el diagnóstico fue terrible: tumor en el hígado. Se programó cirugía y en plena operación el veterinario descubrió que aunque extirpara el tumor el pobre "Manny" no tendría una buena calidad de vida. Se les comunicó a mis jefes y la decisión final fue que durmiera para siempre…

La noticia me estremeció, la última vez que vi a mi amigo fue en una sala de ultrasonido asustado y quietecito, mientras le embarraban un gel azul en su panza para que con un aparato vieran sus entrañas... Quiero borrar esa imagen de mi sistema, hace ya una semana que Manuel descansa y no sufre… Obvio las cosas cambiaron,  Laila no es la misma, lo extraña, lo sé, y yo también... Mejor ya me voy porque necesito un kleenex.


Soy Alberto Panna, tengo 31 años y no tengo representante.

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