LO
INEVITABLE SUCEDIÓ
Por
Beto Panna
Morelos
Lo
inevitable sucedió, me cuesta trabajo creer que cuando nacemos empezamos a
morir y nacemos diseñados para sobrevivir al dolor que causa la muerte de un
ser querido... Hace poco menos de 6 años (en julio es mi 6to aniversario
laboral) llegué a mi actual trabajo y lo vi ahí ¡majestuoso, como él era! No
era un bebé pero tampoco un adulto, digamos que era un joven bebe,
extremadamente juguetón y cariñoso; desde aquel entonces le encantaba subir sus
patas delanteras al regazo de las personas como en señal de abrazo, no ladraba
como tonto por cualquier cosa, sólo cuando era la hora de jugar. Pocos meses
después llegó Laila, pero esa es otra historia. Manuel, el bello "Manny",
no era de mi propiedad, parte de mi trabajo consistía en atenderlo, darle de
comer, estar al pendiente de sus vacunas
etc... Nadie me dijo que nos íbamos a enamorar y que seríamos grandes amigos. Y
es que de verdad me asombran los lazos afectivos que pueden llegar a crearse
con las mascotas... se convierten en parte de nuestra familia. ¡Es en serio!
Vivió
muy bien, rodeado de mucho amor y de muchos momentos de diversión inigualables,
fue padre sólo una vez de 9 adorables cachorros a los que se les buscó hogar,
imagínense vivir con 11 perros boxers aparte de Juanito, Chonita y Martina
(galgos italianos), y Rita, una chihuahua con síndrome de down. Sería una idea muy descabellada, ¡aunque para mí
no tanto!
Hace
poco menos de un año Manuel empezó a tener problemas en la dentadura y le
costaba trabajo masticar sus croquetas, lo alimentábamos con productos suaves.
Empezó a cogear y le diagnosticaron artritis moderada, pero aun así no dejaba
de correr tras las aves que volaban bajo, como intentando atraparlas o detrás
de las ardillas causándoles infartos o comas diabéticos del susto y de la carrera
que daban hacía sus refugios... ¡Era divertidísimo ver eso! Y un día, de
pronto, hace 2 semanas, dejó de comer repentinamente, el veterinario
diagnosticó insuficiencia hepática, le prescribió medicamento pero el pobre no
mejoraba... Perdió peso de forma impresionante y mis jefes tomaron la decisión
de llevarlo a la CDMX con un especialista y el diagnóstico fue terrible: tumor
en el hígado. Se programó cirugía y en plena operación el veterinario descubrió
que aunque extirpara el tumor el pobre "Manny" no tendría una buena
calidad de vida. Se les comunicó a mis jefes y la decisión final fue que
durmiera para siempre…
La
noticia me estremeció, la última vez que vi a mi amigo fue en una sala de
ultrasonido asustado y quietecito, mientras le embarraban un gel azul en su
panza para que con un aparato vieran sus entrañas... Quiero borrar esa imagen
de mi sistema, hace ya una semana que Manuel descansa y no sufre… Obvio las
cosas cambiaron, Laila no es la misma,
lo extraña, lo sé, y yo también... Mejor ya me voy porque necesito un kleenex.
Soy
Alberto Panna, tengo 31 años y no tengo representante.
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