martes, 7 de marzo de 2017

FELIPE DOMÍNGUEZ ALARCÓN

El EJE CENTRAL DE LA FAMILIA

Por
Felipe Domínguez Alarcón.
Morelos


Agradezco a mi amiga, la Lic. Danae De Negri, por brindarme la oportunidad de poder expresar algunos pensamientos y conceptos, desde mi humilde y muy parcial perspectiva, en el blog HOMBRES EN SU TINTA.

Siendo un poco oportunista y aprovechando el mes de la mujer, me atrevo a expresar algunas consideraciones sobre la situación que prevalece en este presente tan convulsionado, y con un futuro social muy aprensivo. Espero expresarme con claridad y, sobre todo, lo hago con la mejor de las intenciones, esperando no ser tachado de “misógino”.

Tratando de explicar el porqué de la situación que impera con relación al descuido de la educación de los hijos y la desintegración de la familia, considerada desde siempre como el núcleo de la sociedad, nos remontaremos a la segunda guerra mundial donde por necesidad se tuvieron que contratar mujeres en la industria, principalmente de USA, por la ausencia de hombres suficientes al irse éstos al frente de guerra, para cubrir la producción necesaria. Una vez terminada esta conflagración mundial, los empresarios y el neoliberalismo económico en boga, pudieron constatar que la mujer era tanto o más trabajadora que los hombres y con ello generarían algunas de estas modificaciones del status familiar y productivo:

-  Una gran demanda de trabajo ocasionando que la mano de obra se abaratara.
- La producción estaba garantizada por la gran responsabilidad femenina demostrada.
- Desde luego las familias al tener doble ingreso (puesto que dejaba el hombre de ser el único proveedor) fomentarían una sociedad más consumista.

Una vez establecidas las condiciones se generaron algunas consecuencias como las siguientes:

-La mujer deja de ser el eje central de la familia, la que cuidaba del hogar, de la educación de valores como lo venía haciendo desde la institución de la familia.
-Para que la mujer pueda trabajar surgen las guarderías, los Cendis, o en algunos casos quedan en manos de los abuelos, tíos o vecinos, ocasionando que la educación comentada quedara a la deriva o en manos de especialistas que ya no cubren esa gran carencia generada.
-Al encontrar ahora como compañeros a seres del sexo opuesto en los espacios de trabajo -esto dicho con respeto-, surgen en mayor medida los divorcios, las maternidades solteras o paternidades, iniciando la disolución de la familia tradicional y surge la monoparental.

En nuestro país se otorga el voto femenino en octubre de 1953, desde entonces se inicia una lucha constante y a veces marginal para las mujeres, a pesar de ello, han ido avanzando y han ido ocupando mejores espacios en la vida política y profesional; cierto que han generado muchas condiciones de progreso social, cultural, etc., sin embargo, ese gran espacio generado en la familia no se ha podido subsanar y por ello hoy tenemos jóvenes y niños que están sin la brújula familiar y educativa que los hoy adultos tuvimos, y que ahora percibimos como una carencia.

No pretendo ser retrógrada, pero hoy los profesionales, léase como psicólogos, terapeutas, maestros e inclusive los propios padres, no hemos hecho lo suficiente y dudamos que sustituyamos el papel de la madre; y más hoy que la información ya no solo llega vía familia o escuela; hoy los medios de comunicación masiva y las redes sociales juegan un importante papel en la información y en los actos de conducta en los niños y jóvenes de esta época.

Las organizaciones como la CNDH Y SEP tienen una importante papel al generar políticas públicas para tratar de corregir la situación imperante; sin embargo, en muchos de los casos se erigen como jueces señalando con índice de fuego cualquier acto que “lesione” física o mentalmente a los niños, pero que maniatan en ocasiones algún intento de corrección creando una niñez sobreprotegida; ahora se sienten intocables y los hace en gran medida irrespetuosos e irresponsables; no dudo que hay casos de abuso, pero habría que ir más a fondo en casos extremos que sí ameritan la protección de los niños.

En la mayoría de los casos vemos que la delincuencia atrae y utiliza a jovencitos para que sean sus brazos ejecutores, por ende, cabrían algunas preguntas dentro de este contexto:

¿Cuál es origen del descuido de estos jóvenes?
¿Vale la pena ser mejores y más consumistas anteponiendo la integridad de la familia?
¿Cómo será nuestro futuro si seguimos con esta inercia?
¿Qué soluciones posibles podrían ayudarnos para mejorar nuestra sociedad?

Espero despertar inquietud y conciencia con este trabajo expuesto.



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