¿PRIMAVERAS A LA VISTA?
Por
Mario Edgary Vázquez
Morelos
Pues ya, en un par de días inicia un nuevo
equinoccio, la primavera, época donde florecen los prados, las aves trinan, el
ambiente adquiere un color y matiz especial, propio de esta temporada del año
que por los siguientes tres meses marca el inicio de un nuevo y cíclico
periodo.
Aunado claro está con los pormenores propios de la ocasión: la energía en la
pirámide, el trabajo escolar con la famosa y dichosa lámina de las cuatro
estaciones, o el poema alusivo a…la primavera.
Pero, ¿realmente es la fecha la que marca este cambio de sentir en nuestro
alrededor?, es decir, ¿la noche previa uno se siente como en la víspera de
Reyes Magos cual infante ilusionado? Con los nervios, la zozobra, el tratar de
dormir sin conseguirlo… en verdad, ciertamente, ¿es ésta la sanción? Pues no,
no realmente; máxime quienes ya tenemos y contamos con varias décadas de vida,
donde la llegada de esta estación es tan solo un cambio en el calendario y nada
más: la rutina, el tráfico, los pendientes de oficina, juntas, reuniones y
otros etcéteras propios del mundo laboral. De hecho, transitando por las calles
de la inmensa e imponente ciudad de México, uno puede notar en las expresiones
de nuestros conciudadanos, que no, nada representa este cambio que deja atrás
el invierno; es más, aventurándonos otro poco, esta expresión tan atípica en
los rostros no es exclusiva de los adultos o personas mayores, es, en general,
¡en todos!. ¿Qué nos pasó y nos ocurrió como sociedad? ¡Ya ni hablar de manera
individual!
¿Acaso surgió un efecto devastador, la famosa canción de la cantante mexicana,
Yuri, de la maldita primavera? ¿O es que el vaivén de la gran urbe, aunado con
las redes sociales nos hacen presa de un estado de ánimo poco menos que serio?
Tal vez, eso debe ser; no hay esperanza alguna y eso de la primavera es tan
solo una página más, un día marcado en los diferentes calendarios y ya; claro,
tomando como exigida excepción a las parejas que recién inician su romance y
andan con los sentimientos a flor de piel, ellos; en todo caso, momento y
lugar, siempre son la excepción a la regla.
Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellos espontáneos y raros que sonríen de la
nada y se ven felices y con el brillo en su mirada? ¿Esconden algún secreto del
que los demás no somos participes? ¿Por qué están así? ¡Se ríen, divierten,
carcajean y parecen disfrutar de un mundo muy diferente al de la mayoría! No
importan los apretones del metro, el tráfico de la ciudad, que caminen y
caminen por incontables túneles y laberintos transbordando estaciones del
metro, es más, ni siquiera se asoman cada 5 segundos a sus teléfonos para ver
qué ha cambiado en ese lapso de tiempo en el mundo virtual.
¡No pude más!, seguí a uno de estos extraños y
raros especímenes, alejándome demasiado de mi destino original, pero, era
necesario, tenía que saber. Y así fue: una chica o joven o mujer joven, ya no
sé, me es difícil determinar la edad, bien podría tener 20 o 40 años, ¡simplemente
se veía radiante!, ¡feliz! Me acerque a ella con el pretexto de preguntar por
una dirección.
- Disculpa,
la calle de…bueno, más bien, es un negocio que…no, espera, es…¡ok, ya!, te lo
voy a decir, simplemente lo suelto y ya. ¿Por qué estas así?, ¿porque te vez
tan feliz?, ¡No!, no me lo tomes a mal ni pienses que estoy mal de la cabeza,
simplemente, eres…te vez… vamos, no escondes nada, tu sonrisa y mirada son tan
naturales ( bellas y fantásticas que enamoran; claro, esto no lo dije, pero lo
pensé), que… digo…¿Por qué, como lo haces?
Ella, sonriendo entre divertida y sorprendida.
Se acercó, mucho, demasiado a mi rostro, pego su frente junto a la mía y
mirándome directamente a los ojos dijo:
-¿En verdad quieres saberlo? Es simple, por el simple hecho de que
decido ser feliz y estar así, no cada día, eso no sirve: es cada momento, por
todo y nada, por aquello que tu consideras simple y ordinario; una canción,
niños en la calle, el llegar al metro a tiempo…¿Qué te digo?, es como vivir
permanentemente en una misma estación de alegría, como estar siempre en
Primavera; no lo busques, es una decisión, es tan solo que observes lo
que está junto a ti y lo disfrutes, tan solo eso, pues a final de cuentas, nada
puedes cambiar, nada depende de ti, solo tú mismo.
Fue todo, me guiñó el ojo, se separó y se fue.
Tardé un par de segundos en tratar de asimilar lo que acababa de ocurrir. No,
no es así, ella debe ser hija de familia con dinero, de otra manera, no
estaría tan campante y como si nada por la vida.
Observe mi reloj, en tono serio, pensé en la
tontería que había hecho y el tiempo perdido. ¡Rayos! ¡Debo apurarme! Ahora no
llegaré a tiempo a la cita que tenía ya agendada, esto me pasa por andarme con
tonterías y persiguiendo niñas bobas con ideas infantiles de “estar siempre en
Primavera”, ¡por favor!
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