UN DÍA ANTES DE EMPEZAR
Por
Charles Carothers
Ciudad de México
Como comenté en la
participación anterior, a finales de octubre de 2014, me encontraba sin chamba,
con una segunda hija recién nacida y con un programa de desintoxicación de 90
días.
Pues bien, aquí les platico
algo de esa historia.
El día anterior a iniciar el
programa, básicamente fue el día de hacer las compras para contar con los
insumos que ocuparíamos los primeros días del programa.
Mi mujer y yo estábamos entre
emocionados y preocupados. Nos armamos de valor, hicimos visualizaciones, y repasamos
algunas rutinas para poder comer sólo frutas, verduras, tónicos y jugos por 90
días continuos y sin interrupción. Asimismo, creamos un plan de sesiones
intercaladas de ejercicio aeróbico y de yoga.
Mi mujer no me lo dijo, pero para
ella también fue muy difícil. Ella sólo tenía unos kilitos de más. Sé que lo
hizo por mí. Me quiso apoyar. Aunque también la noté convencida de llevar este
programa. Estaba consciente de que si seguíamos comiendo como lo hacíamos,
nuestro cuerpo tarde o temprano, nos pasaría la factura. ¡Y con dos hermosas
hijas tan pequeñas y dependientes de nosotros… Mejor nos decidimos en ponernos
las pilas!
Quiero hacer la siguiente
aclaración:
La dieta alcalina no es una dieta que se relaciona con la alimentación baja en grasas o en carbohidratos, sino que propone una nutrición para adelgazar, elevar el nivel de energía y ayudar a evitar problemas de salud, por medio del equilibrio ácido/alcalino.
La dieta alcalina no es una dieta que se relaciona con la alimentación baja en grasas o en carbohidratos, sino que propone una nutrición para adelgazar, elevar el nivel de energía y ayudar a evitar problemas de salud, por medio del equilibrio ácido/alcalino.
Y los 90 días corresponden a
un programa de DESINTOXICACIÓN. Esto le permite al organismo tomar un descanso.
Limpiarse y regenerarse. Como cuando de niños nos caímos jugando y nos
raspábamos los codos o rodillas; mientras no tocáramos la herida, sólo había
que esperar unos días para sanar.
Después de los 90 días es
posible, si así se desea, volver a comer carne, pollo y huevos, claro que con
menor frecuencia, en menor cantidad y mejor calidad. Poder comer pan, chocolate
y granola, de preferencia, elaborados en casa.
Con todo esto en mente nos
fuimos a dormir con la certeza de que lo que estábamos por iniciar al día
siguiente, cambiaría nuestras vidas.
Me quiero despedir citando 2
aforismos de Hipócrates, que en ese momento mi hicieron mucho sentido:
“A
enfermedades extremas, remedios heroicos, excelentes y bien administrados.”
“Cuando
la enfermedad en su vigor estuviere, es menester usar del régimen más
riguroso.”
En la siguiente participación tendré oportunidad de
contarles más sobre este programa y sobre lo que hice con mi vida laboral y como
papá, ahora de 2 niñas, en ese segundo semestre del 2014.
Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario y suscríbete!