martes, 28 de marzo de 2017

MIGUEL IZQUIERDO 4, Jazz en Morelos



JAZZ EN MORELOS

Por
Miguel A. Izquierdo
Morelos


Dos momentos extraordinarios del Festival de Jazz de Morelos 2017.

Tony Anzurez, como Geovanni Marroquín y otros coorganizadores del Festival de Jazz 2017, tienen sus méritos por lo logrado hasta hoy, a punto de terminar esta edición del festival. Seguramente tendrán muchos otros. Esta vez quiero agregar dos, que pude constatar, de significado que cala en lo hondo sobre nuestros esquemas de entender la música, su producción, su sentido y su valor. Van dos relatitos que tratan de exponerlos.

Antier jueves, en el recinto armado sobre la Ecozona, tocaban Las Moscas Bravas. Iban ganando al auditorio, que llenaba la escalinata Este del zócalo. Era la primera presentación y con altas expectativas, el público asistía determinado a escuchar a resonados grupos. Era quizás la sexta pieza, y pueden verlo en la transmisión de video que difunde la Secretaría de Cultura estatal. El grupo estaba concentrado en ella, sus miembros atacando cada uno sus instrumentos, con frases que disfrutaban viéndolos vibrar. Es el minuto 31:33 del video se acerca al centro del escenario una señora con pantalón a rayas y deposita algo a la distancia que le alcanza el brazo, junto a los cables. Los músicos no lo notan, como nos lo dijeron después. Quienes la vimos nos quedamos con la incógnita. ¿Qué les dejó?

Tuvo que terminar el concierto y con mis amigas Mary Lule, Lourdes de la Campa y Jessica Zapata, corrimos para resolver la intriga. Vean la foto que tomamos. Eran tres monedas y una medallita. Me atrevo a decir que fue todo lo que tenía para compartir esa vendedora que anda por las calles del centro de Cuernavaca. ¿Por qué lo hizo?

Su bella acción me lleva a las reflexiones que de vez en cuando nos empuja Andrés Uribe Carbajal, haciéndonos ver el valor del trabajo de los músicos, de los artistas. “Soy músico y valoro mi trabajo” es el nombre de un grupo que ha fundado Danilo Estrada en 2013, que procura acabar con esa pésima concepción de que los artistas deben trabajar de gratis. La vendedora lo sabe, por eso les otorgó lo que pudo, lo que tenía disponible, valorando su trabajo, sin detenerse en las formas, sin preguntar si estaban ya pagados, porque su corazón así se lo dictó.

Las Moscas Bravas se llevan un gran trofeo, oro puro venido del alma de una humilde vendedora, agradecida por su música que la con-movió ante todos, al centro del escenario y de este su relato.


El relato segundo cocinándose.

1 comentario:

  1. Bravísimo Danae, rica y larga tradición la tuya, de la que nos beneficiamos por tu apertura y comprensión del todo!!!

    ResponderEliminar

¡Deja tu comentario y suscríbete!