viernes, 3 de marzo de 2017

MIGUEL A. IZQUIERDO

MI SUEGRA ABUELITA VANGE,
O DE CÓMO EMPIEZAN Y PUEDEN TERMINAR LAS GUERRAS

Por
Miguel A. Izquierdo
Morelos


Era el año 1993. Por todo el país se había iniciado la privatización de los ejidos y pululaban poderosos intereses para deshacer las asociaciones de ejidatarios y toda organización que frenara ese proceso antisocial.

El Presidente del Comisariado Ejidal de Tanquián, Heliodoro Azuara, era de los convencidos de que la unión campesina debería conservar como firme propósito la producción ejidal, con riesgo que las familias se quedaran sin medios de vida, en caso de vender sus parcelas. Por ese motivo lo mandaron asesinar quienes estaban urgidos de comprar secciones del ejido. Eso hicieron una noche, cuando merendaba, ante los ojos de su familia.

Doña Vange, mamá de Helio, tras escuchar la trágica noticia de los jóvenes familiares encargados de comunicársela, reaccionó maldiciendo a los asesinos y deseando su inmediato castigo. Apenas eso pronunció, su sabiduría tomó el mando, ordenándoles:

-           No quiero que las manos de ninguno de ustedes se manche de sangre por eso. Ya perdí a un hijo, no quiero perder a ninguno más, ni que otras mujeres de este pueblo queden viudas o sin hijos. Dejo en manos de Dios su castigo.

Su entereza en la mayúscula pérdida, su convicción y orden directa, paralizó la animosidad de sus jóvenes familiares, los desarmó.

Años después, leo en un libro francés especializado en resolución de conflictos, que gran cantidad de guerras iniciaron justo a partir de un crimen entre vecinos, incluso entre familiares. Pero más sorprendente para mí, es la afirmación en el mismo libro, de que guerras que habían durado décadas, o estaban por empezar, han terminado cuando las mujeres, o una mujer, decide con la sabiduría de Doña Vange (con apenas dos grados cursados de Primaria), que cede la muerte de su hijo a cambio de terminar las rencillas y venganzas que traerán muchas más muertes a sus familiares y vecinos.


Sabia Abue Vange, te debía este mínimo homenaje.

2 comentarios:

  1. Como siempre, muy interesante, gracias Migue por compartir.Abrazo. Manelik

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