SAINT LOUIS BLUES
Por
Miguel
A. Izquierdo
Morelos
Ahí entre
el Woldenberg Riverfront Park y la
Jax Brewery , a unos pasos
del French Market de Nueva Orleáns,
está un rinconcito en el que los fines de semana se ofrece gratuitamente a los
turistas, música en vivo a cargo de artistas locales.
Esa tarde fresca, en punto de las cinco pm, se acercaron a escuchar a un
cuarteto de jazz-blues, vecinos del French
Quarter, turistas y paseantes tempraneros.
Entre ellos estaba mi familia, evitando pasar por las cuadras lascivas
de Bourbon Street.
Inicia el concierto callejero.
Pronto hago contacto visual con los músicos y algo me dice que me
sienten, ¿será por el ritmo que me aflora por brazos y piernas?
En su segunda interpretación anuncian “Saint Louis Blues” y es el
baterista, un cuarentón observador, quien se la dedica al mexicano,
señalándome. Salto en regocijo como
potosino y me pregunto: ¿cómo adivinó mi
procedencia? Yo ignoraba entonces que
esa pieza era por demás tradicional en el repertorio de las bandas locales, y
que su origen estaba en San Luis Missouri, y no en el San Luis Potosí de mi
conveniencia. Le cuadra la elección al
baterista y me mete a su bolsillo de inmediato.
Me prendo luego con un fox trot y más adelante me doy valor para pedir a
Susana mi esposa, permiso para invitar a bailar un valsecito con una señora, a
todas luces del barrio vecino, que como yo chasquea con alegría los dedos de
sus manos, al compás de la música.
¡No creo que se
niegue a bailar conmigo esta morenaza!, me
digo entusiasmado con mi primera aventura pública y familiar.
Voy por ella y llegando a sus pies cubiertos por una chalina, mientras
le extiendo el brazo, estreno feliz mi tono de galán castigador de película
sureña, agudo y con las últimas dos
sílabas más alto:
- Wannadancewithme?
La respuesta de mi Diva es una sonrisa tierna y consoladora, con la
cabeza inclinada, que completa como explicación levantando su chalina, para
mostrarme un bastón escondido al lado de su única y solitaria pierna.
Desconcertado, vuelvo hacia mi familia, sin comprender los pícaros
murmullos y voces que dirigen a mi imposible bailarina, sus amigos y vecinos.
A partir de ese momento, tengo todos los motivos para entender cualquier
blues, empezando con ese, “mi blues”.
Blackest woman in de whole St Louis;
Blacker de berry, sweeter is de juice
Blacker de berry, sweeter is de juice
…
Oh, ashes to ashes, and dust to dust,
I said ashes to ashes, and dust to dust.
If my blues don't get you, my jazzing must.
I said ashes to ashes, and dust to dust.
If my blues don't get you, my jazzing must.
(Versos y última estrofa
literalmente tomados de Saint Louis Blues
de W.C Handy, 1920)
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