jueves, 27 de abril de 2017

MIGUEL A. IZQUIERDO, Saint Louis Blues


SAINT LOUIS BLUES

Por

Miguel A. Izquierdo

Morelos



Ahí entre el Woldenberg Riverfront Park y la Jax Brewery, a unos pasos del French Market de Nueva Orleáns, está un rinconcito en el que los fines de semana se ofrece gratuitamente a los turistas, música en vivo a cargo de artistas locales.

Esa tarde fresca, en punto de las cinco pm, se acercaron a escuchar a un cuarteto de jazz-blues, vecinos del French Quarter, turistas y paseantes tempraneros.  Entre ellos estaba mi familia, evitando pasar por las cuadras lascivas de Bourbon Street.

Inicia el concierto callejero.  Pronto hago contacto visual con los músicos y algo me dice que me sienten, ¿será por el ritmo que me aflora por brazos y piernas? 

En su segunda interpretación anuncian “Saint Louis Blues” y es el baterista, un cuarentón observador, quien se la dedica al mexicano, señalándome.  Salto en regocijo como potosino y me pregunto:  ¿cómo adivinó mi procedencia?  Yo ignoraba entonces que esa pieza era por demás tradicional en el repertorio de las bandas locales, y que su origen estaba en San Luis Missouri, y no en el San Luis Potosí de mi conveniencia.  Le cuadra la elección al baterista y me mete a su bolsillo de inmediato.

Me prendo luego con un fox trot y más adelante me doy valor para pedir a Susana mi esposa, permiso para invitar a bailar un valsecito con una señora, a todas luces del barrio vecino, que como yo chasquea con alegría los dedos de sus manos, al compás de la música.

¡No creo que se niegue a bailar conmigo esta morenaza!, me digo entusiasmado con mi primera aventura pública y familiar.

Voy por ella y llegando a sus pies cubiertos por una chalina, mientras le extiendo el brazo, estreno feliz mi tono de galán castigador de película sureña,  agudo y con las últimas dos sílabas más alto: 
- Wannadancewithme?

La respuesta de mi Diva es una sonrisa tierna y consoladora, con la cabeza inclinada, que completa como explicación levantando su chalina, para mostrarme un bastón escondido al lado de su única y solitaria pierna.

Desconcertado, vuelvo hacia mi familia, sin comprender los pícaros murmullos y voces que dirigen a mi imposible bailarina, sus amigos y vecinos.

A partir de ese momento, tengo todos los motivos para entender cualquier blues, empezando con ese, “mi blues”.

Blackest woman in de whole St Louis;
Blacker de berry, sweeter is de juice
Oh, ashes to ashes, and dust to dust,
I said ashes to ashes, and dust to dust.
If my blues don't get you, my jazzing must.
                                                       
(Versos y última estrofa literalmente tomados de Saint Louis Blues  de W.C Handy, 1920)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Deja tu comentario y suscríbete!