jueves, 27 de abril de 2017

DANIEL ZETINA, Cocinar



COCINAR

Por
Daniel Zetina
Morelos
@DanieloZetina

“Un adulto que no sabe cocinar es un adolescente más”, le dije a un amigo que no cocinaba, porque de eso se encargaba su mujer (además de criar a los hijos y trabajar, claro). Me molestó su conformismo de género. Es decir, que por ser hombre, no tenía la obligación de cocinar. ¿Será cierto?

Creo que los hombres, como las mujeres, en nuestra época tendemos a la independencia y la interdependencia. Las mujeres han conquistado sus derechos (ya eran suyos) en la práctica. Pero muchos hombres aún no reconocen todos sus derechos y obligaciones o se hacen concha.

¿Por qué cocinar? Más bien, ¿por qué no hacerlo? Es algo básico, fundamental, mínimo del ser humano: comer. Y ser autosuficiente para ello es algo básico. Algo tan cotidiano que no debería depender de nadie más que de uno mismo.

Quien no sabe cocinar no enseña a comer. Mi amigo es papá de dos niños. Si él no sabe comer, menos podrá enseñar a que sus críos lo hagan de la mejor forma. Seguimos siendo punteros en obesidad infantil en México (gordos desnutridos como suele decirse).

Quien no cocina, gasta más, no solo dinero directo, sino que hace más gastos en salud (enfermedad), y gasta tiempo valioso en buscar quién le cocine o dónde comer. Cabe recordar que cuando cocinas, comes lo que quieres y cuando quieres.

Quien no cocina no sabe servir. Esto lo aprendí en la cocina de mi abuela, que pasaba días cocinando con el único fin de compartir la comida. La mayoría de las veces ella no comía por su estricta dieta, sin embargo, no privaba a su familia y conocidos de sus excentricidades gastronómicas (ella era de Guerrero).

Quizás muchos hombres piensan que siempre hay algo más importante que aprender a cocinar-comer-compartir, como… por ejemplo… en fin. Y muchos, lo he comprobado, aún viven en la esclavitud del machismo, que les impide verse como mujeres al entrar en una cocina o saber diferenciar entre una pala y una cuchara.

Habrá hombres de mucha equidad que no cocinen, es una posibilidad, pero de eso no he visto. Además, comer no solo es ingerir alimentos. Tiene que ver con la experiencia de los olores, texturas, sabores, recetas, tradiciones, historias. En fin.

Pero hay ventajas de cocinar: quien cocina es saludable o puede serlo más que quien no lo hace, es mi opinión. Quizás tu autoestima está deteriorada, pero sabes cuando tu cuerpo te dice que fue suficiente alimento aunque trates de engañarlo.

Además, una de las mejores maneras de entender la economía (y de enseñarla) es el mercado, las compras. Asimismo, en la cocina se aplican las matemáticas de forma divertida y real. La biología, la química, el calor y diversos temas de las ciencias en la educación básica igual están presentes.

Cocinar es amor, amor propio y a los demás. Cocina es conocimiento, generosidad, alegría, salud. ¿Por qué no hacerlo? Alguien con quien compartí la vida no disfrutaba casi ninguna de mis creaciones culinarias, dolía, pero eso es otra cosa y muy respetable, pues en gustos se rompen platos. Había amor, pero no el mismo paladar.


¿Aún crees que la cocina es para mujeres? ¿Consideras que si nadie te enseñó a cocinar no podrás hacerlo nunca? Siempre habrá tiempo para aprender, comer mejor y aprender algo nuevo a través de la cocina. Inténtalo, aunque seas muy macho.

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