jueves, 27 de abril de 2017

EL GÜERO KARL, ¿Qué tan délfica es la Literatura?



¿QUÉ TAN “DELFICA” ES LA LITERATURA? 

Por
El Güero Karl
Morelos

Hace unos días platicando con un amigo logramos problematizar a Kafka; autor que bien podría servirnos para interpretar nuestra realidad cotidiana. Vivimos en un mundo kafkiano (quien conoce su obra sabe que es así). Veíamos en este personaje y en la literatura en general, una especie de oráculo de Delfos, en donde los literatos habían descargado su sapiencia y su capacidad de describir al futuro, encriptándolo y mistificándolo para que el lector, asiduo de saber, aprehendiera las herramientas depositadas en el texto y supiera combatir en su realidad.

Sin embargo, vemos que no es así: la literatura no sirve como previsor del futuro, sino como fiel testigo de una realidad bien delimitada, en un aquí y ahora, donde se encuentra inserto el autor. Así que, habremos de preguntarnos entonces: ¿por qué la lectura de ciertas narrativas parecen una especie de vaticinio?

¿La historia es una espiral borgiana? ¿Estamos insertos en una supra cultura mundializada que, si se cuenta con suficiente agudeza visionaria, nos predispone a actuar de tal o cual manera, llevándonos a lo que parece la repetición de eventos del pasado?

Lo que es seguro es que la literatura como una producción cultural, nos habla de ciertos momentos históricos con respecto a la conformación y la vida misma de la cultura en donde se produce; así que pudiera ser posible que dentro de esta espiral llamada ser historia, miramos desde otros puntos históricos situaciones que simulan eventos del pasado. Nos obligamos a ver similitudes; empero, parece que no nos obligamos a buscar soluciones que impidan dichos aconteceres.

Esto en torno a la figura de Trump, la literatura distópica y la producción en masa de información inútil e imposible de verificar. ¿Qué tan críticos de nuestra realidad y de nuestro pasado podemos ser para combatir las políticas agresivas que se están gestando en nuestra actualidad?


Y si leemos a nuestros contemporáneos y pensamos en nuestra realidad, veríamos que no nos están hablando del futuro, sino del presente…

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