DOSIS DE HUMILDAD
Por
Miguel Ángel Izquierdo Sánchez
Morelos
Mi madre anda en 92 años, goza de
mejor salud que sus cinco hijos e hijas y su memoria supera la de los cinco
juntos. Casi lo único que la divierte es jugar baraja, para lo que está lista a
cualquier hora del día. Su cara se alegra apenas se entera de que nos
preparamos para hacerlo.
Su pensamiento al jugar es
estratégico: combina aprendizajes de tantos años de juego que nos obliga a
estar atentos durante las partidas. Le encanta ganar y ganar sonadamente.
Seguido nos receta cadenas de derrotas, a cuantos nos atrevamos a retarla en el
juego. Solemos decir que quien sea orgulloso, con ella se le ha de quitar.
Quien quiera jugar con ella, ante todo deberá estar dispuesto a perder mientras
aprende, o si ya sabe, a aprender más, perdiendo.
En esta casa tomamos, continuamente,
nuestras dosis de humildad.
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