martes, 9 de mayo de 2017

EL GÜERO KARL, Yo no soy feminista... yo soy un "macho"


YO NO SOY FEMINISTA... YO SOY UN “MACHO” MÁS...
NO ES UNA MUJER, SOMOS TODAS.
Por
El Güero Karl 
Morelos

Leo en los muros diversas formas de “apoyo” hacia la mujer, por parte de compañeros que dicen ser “feministas” y de darle valor a los movimientos de las mujeres. Dicen algunos que quieren seguridad para ellas porque también tienen hermanas, tienen sobrinas, tías, madres. ¿Pero eso nos da valor para unirnos a una causa que es tan lejana para nosotros, los varones, como la discusión acerca del aborto?

La problemática no va a detenerse sólo porque sean primos, hermanos, o hijos de una mujer. Ese no es el tuétano del problema. Eso lo acrecenta. ¿Es necesario que de nuevo, desde nuestro ideario machista, tengamos que “proteger” a las mujeres sólo porque tenemos familiares femeninas? No, señores.

A las mujeres no hay que protegerlas, ellas no necesita de ti, ni de mí. Lo que necesitan es que erradiquemos de nuestras costumbres, esa falsa idea de que por ser mujeres, son “el sexo débil”, y tenemos que cuidarlas. Para nada.

Las mujeres deben poder tener la misma seguridad que siento yo cuando camino por la calle, sin que sientan miedo de que cuando pase un automóvil puedan secuestrarlas, violarlas y matarlas. Y además, sin justicia ejecutada. Una anónima más, asesinada en nuestra UNAM. ¿Cuántas más sin nombre?

Son ese “sexo débil”, campeonas de tae-kwon-do, capaces de ganar maratones que a cualquier mortal nos haría llegar al hospital; son las que ganan presidencias, premios científicos y literarios. ¿Son ellas a las que debemos proteger? O es acaso que debemos entender que lo que necesitan es un espacio libre de violencia contra ellas; que por ser mujeres, no han sido, no son, ni serán, menos que un hombre.

No necesitamos seguir siendo los “machitos” que nos hicieron creer en nuestras casas; no tenemos que seguir los lineamientos del cine gringo en donde por más insistir, más probable es que nos pelen. “No, es no”. ¿Tú no te molestas cuando alguien no te deja en paz? “No hagas lo que no quieras que te hagan”, me repitió hasta el cansancio mi madre.

Yo no respeto a las mujeres por el hecho de ser hijo de una de ellas, o por tener una hermana, una tía, sobrinas, primas, amigas. Yo respeto a las mujeres porque son mi igual, porque merecen el mismo respeto que merezco yo, y no demerito sus movimientos ni sus acciones (que erróneamente a veces me atrevo a criticar).

Me encanta que se movilicen, que se organicen para luchar por lo que les hemos arrebatado: una equidad de justicia, de valores, entre hombres y mujeres. Nótese la amplitud de los términos. Me entristece que  tengan que movilizarse porque no se les respeta. Porque nos dijeron que no a darnos su teléfono, porque nos dijeron que no, a salir con nosotros, porque hay un sin fin de excusas que yo como “machito” puedo dar. ¿Por esas tonterías (o por  lo que sea) las matamos?

Y sin embargo, a pesar de nuestro “pseudo-feminismo” las seguimos matando todos; no sólo el asesino, sino cada uno de nosotros que es incapaz de meterse en la cabeza que las mujeres no son objetos ni propiedad de nadie, sino de sí mismas. Porque creemos que tomarle una foto a sus piernas “no le hace daño a nadie”, porque también las incineramos cuando les das un arrimón en el vagón de metro, pero te molestas cuando alguien te lo da a ti. ¿Quién nos dio el derecho a poder responder a la agresión hacia nosotros, pero no hacia ellas?

No es feminismo (desde el hombre) ese en el que creemos que tenemos que cuidar a las mujeres, es ese en donde yo, varón, entiendo que ellas, mujeres, deben tener la misma igualdad de seguridad que yo exijo. Es en donde ellas pueden caminar por la calle sin que yo haga comentarios obscenos acerca de sus cuerpos. Es cuando yo entiendo que ellas son mi igual, pero diferente; que no soy nadie para decirles cómo deben vestirse, ni si son provocativas o recatadas, no es de mi interés hasta que no me lo pregunten.
No es cuando sigo criticando que quieren hacer movimientos separatistas cuando salen a las calles a luchar. Pero es feminismo cuando a pesar de que no quieren que esté en el contingente con ellas durante la marcha, busco maneras de cambiar también desde mi hogar.

En fin, yo no sé qué sea el feminismo, yo no sé qué sea el feminicidio, yo no entiendo por qué mi computadora me corrige feminicidio por feminidad; pero lo que sí entiendo y me avergüenza como “hombre” que soy, es que tenga que hacer falta uno para poder erradicar al otro. Porque soy yo, hombre, el que sigue creyendo que el feminismo es un movimiento innecesario cuando cada día mueren más de siete mujeres, con extrema violencia. “Es que nada ganan saliendo a marchar, tengo que llegar a mi trabajo”.

Mujeres, luchen por su igualdad. Aprópiense de los espacios y de su lucha, no nos dejen de lado a quienes queremos acompañarlas.  No nos dejen apropiarnos de sus espacios, pero inclúyanos para que entendamos qué es lo que piensan y qué es lo que quieren. No están solas.  Y si nos pasamos de listos queriendo liderar un movimiento ajeno, recuérdenos que luchamos a un lado tuyo. Nunca contra ustedes.

Yo no quiero continuar estudiando con el miedo de que una tras otra, las compañeras, vayan desapareciendo. No quiero que en la Universidad, asistan con el pánico de si van a regresar a casa, o no. ¿En dónde quedó la seguridad? ¡Qué ciegas nuestras autoridades! ¡Que ausente nuestro rector!

¡Queremos respuestas, y las queremos hoy!

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