miércoles, 1 de noviembre de 2017

DANIEL ZETINA, Soltero, pero solo



SOLTERO, PERO SOLO

Por
Daniel Zetina
Morelos


Hace poco, en una reunión, nos divertíamos comentando la soltería de los asistentes. Y yo estoy soltero. Alguien dijo algo como “Bueno, soltero pero no solo”. Yo le dije “No, soltero y solo”. Es decir, parece que la soltería no implica la soledad sino la posibilidad de compartir con diferentes parejas ocasionales. Y está bien, pero yo estoy solo.

¿Por qué? Porque así lo decidí y lo escribo a un año ya de tomar dicha medida. No se trata de hacer dramático el asunto ni de alabar las virtudes de ser un anacoreta del amor o el desamor. No odio el amor ni amo la soledad. Pero decidí estar solo por un tiempo por así convenir a mis intereses. Soltero y solo. Y ha sido hasta ahora una buena cosa para mí.

En broma y en serio le dije a una amiga que yo por el momento era un hombre que no le convenía a ninguna mujer, y no porque fuera una mala persona ni porque tuviera una extraña enfermedad contagiosa, sino debido a mis actividades, sueños, salud y otros aspectos. Después de algunos comentarios y preguntas, bastante amistosas, estuvo de acuerdo conmigo.

En otra ocasión, una mujer me comentó sobre sus aventuras y por un comentario mío supuso que yo la juzgaba por tener sexo ocasional. Nada más lejos de la realidad, ya que no suelo juzgar a las personas por sus prácticas sexuales (amplias en mi ámbito de amistades). No juzgo, pero tampoco tengo porque llevar a cabo esas prácticas (ni siquiera hablar de mis preferencias respecto del tipo de relaciones personales que me gusta tener).

Por extraño que me parezca a mí, he hablado del este “tema” con varias personas: parece que la sociedad no comprende tan fácil que un hombre decida estar solo un tiempo, por las razones que sean. Acerca de estar soltero y solo, he escuchado cosas como:

1) que no importa lo que haga ni con cuántas mujeres esté, si al fin soy hombre y nadie me va a juzgar [el juicio no me interesa lo más mínimo, pero sí respetar mi decisión y decidir sobre mi cuerpo],
2) que la vida es corta y que debería disfrutarla con una o varias mujeres [un poco lo mismo, pero más absurdo, las mujeres no son un ente anónimo: cada una es una mujer respetable y maravillosa, seguro, como para hablar de ellas como algo casi abstracto; y bueno, mi vida no ha sido corta, ya llevo 38 años respirando y nada indica que esto vaya a terminar pronto],
3) que no crea que el amor ya no es para mí [el amor no me rechazó sino que yo lo hice con él, por así decirlo],
4) estar solo es malo, porque uno se amarga la vida [amargado ya estoy, en todo caso, y eso no va a empeorar si no ando por ahí soltando mi histeria con alguien],
5) que no me preocupara, que ya llegaría la mujer de mi vida, con quien me casaría y tendría hijos [como si me urgiera casarme de nuevo o ser un padre polireproductivo],
6) decidir estar solo es ser egoísta, debes corresponderle a alguien [aquí ya se me atragantan los argumentos],
7) “se me hace que eres gay” [no, bueno]
8) “¿y entonces qué haces?” [muchas cosas].

Tiempo al tiempo.
Señoras y señores y comunidad LGTB: un hombre puede decidir estar solo con muchos motivos o sin ellos, porque así lo quiere, el tiempo que guste y de la manera en que prefiera. Nada de malo hay en ello, ni de extraño. No por ello se rechaza el nirvana ni se pudre el corazón.

Tiempo al tiempo.
Más extraño me parece a mí (y de seguro también a ustedes), que la gente se empareje, incluso se case y reproduzca sin tener una razón, un motivo, un propósito en la vida, un bienestar, un equilibrio, un librero lleno de libros, algo positivo que compartir.


@DanieloZetina

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