domingo, 4 de noviembre de 2018

¿QUIÉN NO TIENE MIEDO DE MORIR?, El Güero Karl



¿QUIÉN NO TIENE MIEDO DE MORIR?
A LAS FAMILIAS QUE NO DEJAN DE LUCHAR.
UNAM, 03 DE SEPTIEMBRE 2018

Por
El Güero Karl
Morelos
@Güero Karl

Compa, yo te vi correr.
Nos abandonaste. Dejaste que nuestros cuerpos se convirtieran en jirones irreconocibles.
Te fuiste sin importar los gritos desesperados de tus camaradas.
La tropa que te acompañó, que elevó sus gritos en coro a los tuyos.
Dejaste que tus compas más jóvenes fueran brutalmente humilladxs.
Yo vi cómo te "replegabas" para ponerte a salvo, cuando a dos de lxs nuestrxs les clavaban las puntas en sus almas.
Yo escuché tus gritos desesperados entonando un Goya insalvable contra aquellos de quienes nació.
Un Goya contra aquellos que nos mataban.
Yo fui espectador y víctima de la violencia y del terror; de la sangre y del fuego.
Pude ver el miedo que nacía en tus ojos y se convertía en aliento de la huída, vi como tus banderas y tu lucha se desmoronaban a cada golpe que recibimos a quienes nos abandonaron.
"Antes de que nos olviden" fue la frase que retumbó en mi cabeza al sentir las incontables patadas que recibí por intentar resistir y acompañar a mi tropa.
Pero no te juzgo, mi compa.
Entiendo tu miedo, entiendo tu huída, nos han acostumbrado a correr, a escondernos cuando algo nos atemoriza. Y siempre son ellos los que nos atemorizan.
Nos alejan del grupo para convertirnos en pedagogía.
"Esto te va a pasar a ti si continúas en tu lucha".
Yo también tuve miedo, dudé en si quedarme contigo, dudé en si acompañarte en tu marcha, dudé en si faltar a mis clases.
Y me cansé de dudar. Me lancé a gritar contigo, a poner mi cuerpo junto al tuyo, a defender tu cuerpo para compartir los golpes.
Me cansé de saber nombres victimizados:
Lesvy, Miranda, Naomi, Joel, Emilio, Carlos, Mariela; nombres y nombres de mi gente vestida de verde olivo.
Voces que viven en la mía siempre que les nombro.
¿Cómo iba a abandonarles a ustedes si todo el tiempo lo hemos hecho?
Aprendí a tener miedo, igual que tú, a sentir el frío en mi espalda y salir huyendo.
Pero me cansé de eso, de ver a mi gente herida y humillada.
Y hubo fuego en mi interior que me dijo: Resiste.
Que sepan que éramos tantxs, y que no supieron esperarnos, no buscaron rescatarnos, por ese maldito enemigo que se llama miedo. Miedo a ser tú y no otrx.
¿Agradeces cada mañana no ser parte de los 43? ¿No ser una estadística más?
Pero al miedo se le combate, se le enfrenta, camarada. No te olvides nunca, que por miedo hemos perdido a nuestra gente.
Sin embargo, no te apures que si yo te veo en una marcha, que si yo te veo en una lucha, hinco mi rodilla junto a la tuya, tomo tu mano y resistimos juntxs.
Y si no salimos de ahí porque nuestra tropa nos ha olvidado, no me llores y mejor lucha, lucha, lucha, y no dejes de luchar.

jueves, 28 de junio de 2018

CUANDO UN AMIGO SE VA, Carlos De Negri



CUANDO UN AMIGO SE VA

Por

Carlos De Negri
Morelos


La casa se siente sola sin su presencia, no hay ruido... Su amortajado cuerpo a la espera de su última morada...

Hoy por la mañana, hasta ahora lo veo así, se despidió de mí... me acompañó a servirle agua, ya casi no caminaba...  Antes de cerrar la puerta nos quedamos viendo por unos minutos, fijamente… y luego mi acostumbrado “cuidas bien la casa”. Él, atento, así lo hizo... Esperó a que alguien llegara -mi hermano-, para poder partir, despedirse de él, descansar...

Es de las pocas veces en mi vida que le lloro a alguien  aparte de mi papá… De seguro ya está orinando los muebles de San Pedro... ¡Te extrañaremos, Hueso!




LA CULPA ES DE PETRACA, Arturo Núñez Alday



LA CULPA ES DE PETRACA

Por
Arturo Núñez
Morelos

*Arturo es Consejero del INE Morelos y escritor.


Escucharlo es una invitación a entrecerrar los ojos y dejarme llevar por las olas que mi profesor hace correr en el aire. En ocasiones son tormentas las que provoca dentro del salón de clases; todas nosotras, a manera de sirenas encantadas por un Ulises con lentes que llega hasta las rocas donde cantamos el final de una adolescencia desquiciante, generamos un calor que nos hace movernos inquietas en el aula, mientras los chicos aprenden del maestro a poner ese matiz en las palabras capaz de mover a insurrecciones épicas. Embebidas, soñamos en convertirnos en la consentida del profesor, pasar la lista de asistencia, ayudarle a organizar los materiales de trabajo, traer su café y, si fuera posible, masajearle los hombros, el trapecio y el cuello, para insuflarle la energía que gasta tratando de generar conexiones sinápticas en nuestros cerebros presos de los complots digitales.

            La verdad es que yo, como muchas otras, reviento por las ganas de acariciarle otros músculos que en la clase de anatomía me han resultado más interesantes y dignos de ser acariciados, pero no veo la manera. Aunque mi imaginación es por completo indecente y trotamundos, mi conducta aún muestra el pudor necesario que me da una imagen suficientemente decorosa para no ser tachada de piruja, como Magda, la Batidora, o Tita, la del 601, apodada la Pájara  no por cantar bonito, sino por andar de rama en rama; con decirles que nadie entiende cómo aprobó Física y Temas Selectos de Matemáticas con nueve, ella, que fue bendecida por apenas dos neuronas que además están peleadas a muerte.

            Mi indecencia es distinta, lo sé; poética, incluso. Si alguna vez me acostara con mi profesor de Historia del Arte (que Dios y los santos lo permitan, lo toleren y lo perdonen), será para escribir una página de belleza en la corta historia de mi vida. Porque es por él que ahora escribo tan lindo, como dicen mis compañeras; por él que me he vuelto íntima amiga de los libros, los museos, el teatro y la poesía. Si no pasara nada entre nosotros sería como no cerrar un círculo en mi existencia. Y en la vida hay que cerrar círculos, me lo ha dicho mi tía, psicóloga sin título que da consejos a diestra y siniestra.

            Debo armar un plan. Dentro de tres meses terminaremos la prepa y me quedaré sin oportunidades, porque no creo que mi maestro, con todo y lo maduro que dice ser, resista los embates de algunas lagartonas, profesoras o alumnas,  que se le echan encima desde que nos contó de su divorcio hace unos meses. A la que menos soporto es a la Batidora, quien mueve sus caderas de lado a lado cuando se le arrima y deja sus pechos talla cuarenta tan cerca de la boca de mi pobre maestro, que ha de sufrir horrores tragando la saliva que esos espantosos volcanes le hacen segregar. Qué diferencia con los míos, de proporción justa para qué él los abarque con sus manos.

            Hay una dificultad mayor y es la que más me acongoja: soy virgen. Nadie  cree que a trece días de cumplir los dieciocho aún me conserve nueva, como dice mi abuelita; pero es cierto, ¡lo juro por Atenea! El único que con sus manos indagó alguna vez el bosquecillo que tanto resguardo, fue el idiota de Carlos; bueno, ahora sé que es un idiota, no aquella vez que me sedujo estúpidamente con su mirada de ángel. De haber sabido que la transparencia de sus ojos era equivalente a la de su cerebro, no hubiera estado a punto de entregarme a él dentro de su auto. Me negué y se ofendió; claro, él no buscaba otra cosa. Lo bueno fue que coincidió con el final de semestre. La noticia de sus seis materias reprobadas me bajó la fiebre que me provocaban sus ojos y sus nalgas; otro poco y mi cuerpecito ya sería camino explorado. Vuelvo a lo de mi inexperiencia: ¿qué haría yo con un hombre de mundo que ha probado y aprendido de todo? Dicen que el amor es sabio y el instinto más, pero cómo me gustaría que, además de saber dar besos de lengüita, tuviera yo cierto entrenamiento. Me siento tentada a pedirle unas clases a la Pájara, con lo mucho que habrá aprendido con el depravado profesor de Física. En fin, ya me las arreglaré.

            Ayer me vio de una manera que me sonrojó toda, hasta las uñas. Fue cuando me devolvió mi trabajo sobre la arquitectura renacentista. En la portada puse el Soneto a Laura, de Petrarca. Al momento de entregármelo leyó en voz alta los últimos tres versos alternando su mirada entre el papel y mis ojos: Llorando grito y el dolor transito; muerte y vida me dan igual desvelo; por vos estoy, Señora, en este estado. Se me aflojó todo: la lengua, las piernas, las manos, las pantaletas. Las dos tontas que se sientan frente al escritorio se rieron de lo lindo. Bonito trabajo, agregó. Apenas pude decir: Gracias… profesor. Caminé hacia mi asiento como si me moviera dentro de un pantano; al llegar, mi cuerpo entero se esfumó dentro del uniforme. Al final de la clase pasó a mí lado, dejó pegados sus ojos en los míos y los traje a casa. Me persiguen a toda hora y por cualquier lugar, bajan hasta mi pecho y lo incendian, se cuelan en el baño conmigo, me miran desnuda, sus pestañas me acarician el ombligo y hurgan en cualquier resquicio de mi anatomía. No puedo más.

            Le escribiré. Enséñame a amarte, aunque sea dentro de cuatro paredes, a gozar contigo, a sufrir tu ausencia y después a olvidarte; eso le diré con palabras que nadie le ha dicho. Será mío, de ninguna uniformada más.

            Tengo la cartita en mis manos, al final de la clase se la daré dentro del libro que me prestó la semana pasada; decírselo con un mensaje por el celular puede ser riesgoso. Al fin le declaro mi pasión y mi impaciencia. No podrá ser indiferente al labial que hoy escogí, a mi nuevo corte de pelo, al rímel que le robé a mi madre. No me importan los dieces en la boleta si antes no me dibuja con sus dedos un diez en mi espalda desnuda. Ni quiero más sus miradas martirizando mi piel cuando se marcha.

“Profesor, aquí está el libro que me prestó; lo disfruté tanto, maestro, tanto”. Se ha sonrojado, pero… hay un dejo nostálgico en su mirada; ¿será porque en verdad siente algo por mí? Mañana tendré claridad; las dudas flotarán  durante el recreo como pompas de jabón y las reventaré con mis manos; los ojos de los demás me serán indiferentes después del receso, y también la filosofía y los pintores, los escultores y los arquitectos; me quedaré sólo con él y Petrarca. ¿Por qué tarda tanto el tiempo en ser mañana?

Aquí estoy al fin, esperándolo, comiendo emparedados de ansiedad sabor a sal y con mis labios resecos. Hoy tendré su respuesta. Llegará desvelado por haberme imaginado en sus brazos después de leer la carta, caminará erguido hacia mí con un nuevo libro en sus manos donde estará guardado su corazón. Dentro estarán escritos el día y la hora en que me esperará para hacerme suya, el nombre del lugar y puede ser que hasta el color de las sábanas. Entonces, yo… ¡El timbre! ¡Ha sonado el timbre! Recorro la distancia que me separa del aula sin sentir el piso sobre el que camino. Han pasado tres minutos y no llega; tan puntual que ha sido siempre.

Lo veo venir y el corazón se oprime. Su cara de huevo, amarillenta y agria, me incomoda. ¿Por qué llegó el prefecto y no mi caballero renacentista? “Jóvenes, guarden silencio todos. De parte del Director les informo que su maestro Francisco no terminará el semestre. Mañana hablará con ustedes la Coordinadora Académica para ver de qué modo siguen trabajando sin él; lo más seguro es que llegue un maestro nuevo que cubra su asignatura, pero no sabemos cuándo. ¿Alguna pregunta?” Yo quedé muda, muerta, enterrada. “¿Y por qué se fue el maestro Franz sin avisarnos? Ay, tan lindo que era”, dijo Magda, batiéndose toda. “Eso no lo sé,  sólo supe que se fue a otro estado; a lo mejor agarró una buena chamba y se tuvo que ir de emergencia. Ya se pueden retirar. Laurita, mandó con alguien este libro para ti… ¡Laura!”

No soy yo la que coge el libro en sus manos y camina como zombi hacia la salida; la que llega a su casa y lee en su recámara un breve mensaje de despedida que acuchilla, y luego se tiende en la cama, y clava sus ojos en un punto de la pared hasta horadarla; no soy la que escapa por el orificio tras un horizonte perdido, sin luz y sin señales para orientarse; la que vuelve hasta su cama, seca, sin llorar, anudada en un vacío con tentáculos que la oprimen tanto que no puede respirar y  no la dejan oír la voz de su madre, lejana como recuerdo viejo: “¡Laura!... ¡Laura! Te llaman por teléfono.” No soy la que escucha, porque sé que estoy muerta, virginalmente muerta. “¡Laura! ¿Vas a contestarle a Pepe o no?”

¿Pepe?... ¿El chico tierno que me compró palomitas en el cine y me pidió ser su novia? ¿Pepe quiere revivirme?... “¡Vooooy, mamá!”, le contesto con voz tan débil que apenas traspasa el umbral de mi recámara.

¿Pepe crecerá algún día y me hablará de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel; del Greco y de Caravaggio?... ¿Conseguirá con los años una mirada profunda como la de…?

“Hola... ¿Pepe?”


NI EL GALLO NI EL PINTO NI EL COLORADO... MEJOR EL ABANDONADO, Edgary Vázquez




Y ¡AAAARRRRAAANCAAANNNNNN!

Por
Mario Edgary Vázquez López.
Morelos, México.

Ni el gallo ni el pinto ni el colorado… mejor el abandonado.

Ya termina oficialmente el periodo de campañas en nuestro estado y en toda la nación, donde más allá de propuestas e ideas prácticas, la temática – al igual que cada proceso electoral – es la descalificación, los golpes bajos y los trapitos al sol de lo que ha hecho o dejado de hacer cada uno de los diferentes candidotes, ¡perdón!, candidatos y candidatas, a los diferentes puestos de elección popular.

Que si aquel se llena las manos, los bolsillos y lo más que puede de todo lo que le caiga. Que si aquella es parienta incomoda de aquel otro que defraudo a aquellos. Que sí parece chapulín porque ya se puso la camiseta de todos los partidos existentes en diferentes elecciones. Que si…

Me decía un chamaco que votará por primera vez:
-              ¿Y siempre es así don?
-              Ni más ni menos hijo, ni más ni menos.
-              ¿Y entonces?
-              Mira, como toda primera vez, es normal que estés nervioso y que quieras hacerlo de la mejor manera posible. Te diré que no te dejes engañar ni apantallar. Esto se gana con votos y a muchos no les interesaría vender a su mismísima madre para obtenerlos, claro, eso no pasará, pues muchos de ellos no tiene, digo, ya por la edad es obvio que sus progenitores partieron de este mundo hace bastante tiempo.
-              ¿Tons de tin marin? ¿Al mejor postor? ¿El que me sonría más?
-         Ah, qué chamaco tan sonso éste. ¡No!. Ustedes que se la pasan todo el día enajenados con sus teléfonos y sus maquinitas esas, investiguen la historia, el pasado y lo que ha hecho cada uno de los suspirantes esos. Hoy día es fácil mostrar la mejor cara, prometer el cielo y la luna, pero lo que han hecho antes de estar aquí ya se tiene al alcance de la mano con tan solo buscarlo. Lo que pasa es que muchos no se informan y se dejan llevar por lo que dicen otros, y así ¡pus no se puede!
-              Ya está don Chema, pues voy a darme a la tarea de buscar en red a los que considero para votar y si no me convencen, pues vengo y le pregunto otra vez.
-              El chiste es informarse, participar, ejercer ese derecho y no dejarse engañar. Que te diré, a final de cuentas ninguno de ellos va  a cumplir todo lo que promete, en parte porque no pueden y otra más, porque no será posible. Pero lo que si debes hacer tú y cada quien, es estar seguro de que la persona que tenga esa confianza del voto te convenza por ser lo mejor. Ya vez lo que sucedió  la vez pasada, que todos se fueron por la tontería de elegir a alguien que no estaba preparado para la encomienda,  ¡ha pero como era famoso y destacado!, pero en otra cosa, no en la administración pública, y ganó por esa popularidad que ya tenía desde antes, dejando a este lugar, tantito pior de como estábamos antes.

jueves, 15 de marzo de 2018

EL GÜERO KARL, ¡Liberemos a las vacas!




¡LIBEREMOS A LAS VACAS!
Por
El Güero Karl 
Ciudad de México

Ni siquiera puedo comparar a nuestra sociedad con un matadero de reses; sin embargo, me parece que vivimos de una manera muy similar. Viajamos en servicios públicos en espacios confinados, con incomodidad y egoísmo, pues si entré yo, por qué voy a dejar que entre alguien más; “si no te gusta, vete en taxi”; es lo que grita mucha gente sin detenerse a pensar que quizá, la persona que entra por la fuerza al transporte es por la misma razón que toda la otra gente: carece de recursos para irse en taxi, y va a perder su bono por puntualidad.

Parece que hoy más que nunca, vivimos ante la expectativa de que el sistema económico nos premie por nuestros grandes resultados. Llegar temprano al trabajo, sacar las mejores calificaciones, demostrar nuestros conocimientos, hacer hincapié en los errores ajenos, humillar a quien parece no encajar en este sistema, ganar medallas deportivas, entre muchas, muchas otras recompensas.

Somos las bestias más egoístas, más ensimismadas, pues sólo pensamos en que no nos degüellen antes que a todas las otras reses. Nuestra vida es la única que importa. Nuestros intereses son los únicos que valen. Nuestras ideas son las únicas con fundamento. Somos una espantosa calca de los cerdos de Orwell, explotamos a quien se deja; y a quien se queje, lo pisoteamos.

Empero, hay grupos que buscan hacer contrapeso hacia quienes se han apropiado de una ideología alienante. Grupos que todavía creen en las relaciones amorosas, esas que hablan de la responsabilidad de nuestras acciones y de nuestras propuestas. Porque lo creemos, porque creemos que hay otra forma de vivir. Una en donde no quepa la subordinación de la otredad, sino que se generen espacios de discusión del bien común. Definitivamente creemos, que hay que repolitizar los espacios.

Deben existir formas en donde no tengamos que pagar por el espacio en donde vivimos; porque no creemos que la tierra deba considerarse como una mercancía, ni la naturaleza, ni la gente. No somos mercancías. No somos fuerza de trabajo explotable. No más explotación de la otredad.

Sólo hay un problema, el sistema es capaz de moldearse, se convierte en todo lo que queremos, nos hace desearlo, nos fetichiza para que no nos escapemos de sus garras.

        No vaciemos de sentido nada de lo que hagamos, y si ya lo estamos haciendo, una muy sana recomendación es: pregúntate para qué estás haciendo eso, ¿a cuántos seres estás lastimando con eso?

¿Sencillo? Para nada, si ni siquiera se lo puedes plantear a tus seres más cercanos, entonces, ¿para qué quieres vivir diferente? ¿Podemos vivir diferente? ¿Quieres que te exploten hasta que te mueras? ¿Eres única/o y diferente? No te preocupes, hay millones igual a ti, igual de egoístas…

Lo triste es que… las vacas también son esclavas.

miércoles, 3 de enero de 2018

FELIPE DOMÍNGUEZ, ¿Es necesaria la Ley de Seguridad Interior?


¿ES NECESARIA LA LEY DE SEGURIDAD INTERIOR?

Por
Felipe Domínguez
Morelos

Sin duda lo que los mexicanos queremos y aspiramos a tener un país con tranquilidad y paz social, tema muy escabroso para Tirios y para Troyanos, mientras unos nos manifestamos que se aplique toda la fuerza de la ley incluyendo las fuerzas armadas ,o sea ¡¡¡militarizando al país!!! otros definitivamente nos declaramos en una actividad de paz buscando acuerdos y construyendo el clima al que todos aspiramos, ambos caminos buscan el mismo fin, aunque quienes hoy detentan el poder se inclinan a seguir convulsionando al país para acabar con el derramamiento de sangre, con más sangre, México tiene miedo, tiene hambre.

¿En recientes días se ha estado cocinando entre las dos cámaras del Congreso de la Unión la aprobación de la LEY DE SEGURIDAD INTERNA, espero que los diputados federales, senadores, congresos locales y  cabildos municipales asuman con responsabilidad social e histórica de los que acontecimientos que se susciten a raíz de la aplicación de la ley en comento, en la que se considera darle más poder de intervención al ejercito con el pretexto de tener mejor control sobre la delincuencia organizada y de esa manera ir acabando con este cáncer social, será realmente el remedio? ¿Recuerdo que ese era el objetivo de LA GENDARMERIA misma que se anunció con bombo y platillo que por fin se había constituido (y con muy buen presupuesto) un brazo armado de la ley eficiente y eficaz y vemos lamentablemente que fue o es un rotundo fracaso, vale la pena militarizar al país?

Dentro de la mencionada ley se está considerando que las manifestaciones y mítines de protesta con tintes de violencia serán motivo de sanciones y castigos (la calificación de violentas estará al albedrío de las autoridades) lo que generaría en una represión a la libre de manifestación de ideas y un cruel atentado al derecho humano a manifestarse. (No faltaran los agitadores profesionales que saboteen las manifestaciones y las tiñan de violentas) y por consiguiente las manifestaciones caerían de acuerdo a la conveniencia de gobierno en turno.

Ahora, a escasos meses de las elecciones dejaría esta reflexión que papel jugará el ejército en las posibles manifestaciones de inconformidad, si su ungimiento legal es en “otro sentido”.

Por otra parte, Andrés Manuel López Obrador manifiesta analizar y valorar un cambio de estrategia para acabar con el derramamiento de sangre, con una hipotética amnistía para los delincuentes, una amnistía no es de facto un perdón total, es una revisión de casos donde haya la posibilidad de avanzar hacia la paz y seguridad ciudadana, porque argumenta con conocimiento y hechos que a 12 años de enfrentamientos entre el gobierno y la delincuencia organizada, lo único que a resultado es más derramamiento de sangre, a un año de salir el actual presidente (ni poner su nombre) ya se superaron las cifras de secuestros, asesinatos y robos que  dejo Felipe Calderón, luego entonces cabe la reflexión “ la actual estrategia es la adecuada? ¿Combatir el derramamiento de sangre con más sangre? ¿Vale la pena cambiar la estrategia?

Sin duda Gandhi dijo con gran acierto OJO POR OJO Y EL MUNDO QUEDARÀ CIEGO.

Estamos ante el umbral de una de las más competidas elecciones de nuestra historia, por primera vez existe un real peligro de que el poder se vaya de las manos de los dos partidos que han gobernado después de la Revolución Mexicana el PAN Y EL PRI a tal grado de estar haciendo lo posible de alianzas entre el agua y el aceite, aunque dudo si alguna vez fueron agua y aceite (PAN Y PRD).

Recapitulando, una posición es seguir con el enfrentamiento, que la ciudadanía siga expuesta a la violencia y a más derramamiento de sangre con las mismas acciones solo conseguiremos los mismos resultados y con los agregados que a rio revuelto ganancia de pescadores, aunque debiera decir ganancia de políticos corruptos. (Los pescadores que culpa tienen)

La otra posición es la posible amnistía con sus respectivos candados y valoraciones a los miembros de la delincuencia organizada, que, de un rumbo diferente a nuestro país, con la posibilidad de regresar a la seguridad ciudadana y a la tan añorada paz social.

La primera opción es de sanciones y castigos a un alto precio, la segunda opción es de diálogos, análisis, valoraciones para construir un cambio, pero en muchos casos se omitiría la aplicación de la ley a cambio de paz y seguridad, ante estos escenarios me atrevo a proponer una tercera opción que no agrede, que no perdona pero que exige mucho trabajo, honestidad y empatía social. No ataquemos la oferta, ataquemos la demanda, impulsemos una verdadera transformación de la educación con más y mejores escuelas, impulsemos el deporte para una Juventud sana y propositiva con más y mejores centros deportivos, erradiquemos la pobreza no con más programas asistenciales si no con más empleo y mejores salarios para poder llevar una vida digna y saludable para que de esta manera podamos alejar a la Juventud de los vicios y la delincuencia. Es la opción más difícil pero no implica, sangre, perdón, ni indulgencia, solo puede traer la paz, la seguridad y una mejor vida de los hoy más de 40 millones en pobreza extrema en nuestro país.

Ahora los más difícil, un verdadero combate a la corrupción que impera en los tres niveles de gobierno y no burdas y vergonzosas simulaciones como hasta la fecha se vienen ejerciendo, no necesitamos más leyes las que tenemos son suficientes, basta con que se apliquen a todos los que las violen, sean quienes sean, porque la impunidad a dado lugar a la corrupción y al crecimiento de la delincuencia.

Hoy la honestidad está muy lejos y se ha mal utilizado tanto, que ha perdido su real valor.


Basta de políticos que se hacen millonarios a costa del erario, del enriquecimiento ilícito, del tráfico de influencias, de los huachicoleros de cuello blanco que son los que prohíjan el robo de combustibles y muchos más basta.