PROPÓSITOS, PLANES, BUENAS INTENCIONES
Y OTRAS FANTASíAS
DE LA TEMPORADA
Por
Mario Edgary Vázquez López.
Morelos, México.
¡Qué
rápido se fue este año! ¡Ni lo sentí!
Frases típicas
de fin de temporada, que se empiezan a escuchar desde mediados de noviembre,
donde nos damos cuenta de que muchas de nuestras promesas, propósitos y
compromisos que cantamos a los cuatro vientos con mucho entusiasmo y enjundia,
se quedan en tan solo buenas intenciones.
*Pero, este
año, ¡ahora sí!, ¡este es el bueno! (aja ).
*¡Adiós a esos
kilos de más! (aja…).
*Voy a leer un
libro por mes como mínimo (aja).
*Este año dejo
de ser patrocinador del gym y si le sacaré jugo, no como los otros tres
anteriores que pago la anualidad y solo voy en enero (aja).
*Si no me dan
el aumento que merezco en la empresa, me voy, ¡me les voy y emprendo mi propio
negocio!...
(Suspiro…).
Y a todo esto, ¿qué es lo que nos pasa realmente? ¿Por qué esa falta de compromiso
o dedicación?
“Bueno,
lo que ocurre es que es un compromiso conmigo mismo y esos no valen realmente”.
¡¡!!
Me quede anonadado al escuchar esa “explicación” de un conocido. Es decir, ¿mi
propia palabra no vale nada?, ¿un compromiso de mi para mí es como una hoja al
viento?
¿Existe
algún secreto que algunos elegidos conocen y que celosamente guardan para solo
con sus correligionarios pueden compartir?
No
realmente, tan solo es cuestión de no atiborrase con las uvas y apurarse con
los deseos – perdón, propósitos – y ser más realista. Que sean tres o cuatro,
pero que sepamos los alcances de cada uno de ellos. Fijarnos metas que nos sean
agradables y no un sacrificio, considerando que al final del año venidero, será
muy satisfactorio decir que tuvimos éxito en cada uno de ellos.
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