domingo, 31 de diciembre de 2017

FALDAS Y PANTALONES, Daniel Zetina

*Foto tomada de su perfil en FB


FALDAS Y PANTALONES
Por
Daniel Zetina
Morelos
@DanieloZetina


*Para mis hermanas Blanca y Carmen

Desde que era niño tenía claros instintos de equidad de género, ¿por qué? Lo ignoro. Algunas veces he dicho que nací con eso, pero dicha afirmación es arbitraria. Algo en mi casa debió influir, a pesar de que hubo poca crianza y de que esta terminó cuando yo tenía 13 años.

En la escuela era clara la marcada diferencia en el uniforme de niños y niñas. Nosotros íbamos con pantalón y ellas con falda, rigurosamente. Le pregunté a la maestra la razón de aquello, en especial por qué las niñas no podían llevar pantalón si era más cómodo. Ella solo me ignoró. Lo mismo pasó con otro maestro de amplio bigote.

Me interesaba el asunto y lo consulté con varios adultos… lo mismo. Las niñas usaban falda y los niños pantalones porque así era y punto, por género. Porque los niños no podían usar falda y las niñas sí podían usar pantalón, pero fuera de la escuela. Incluso, en esa primaria, las niñas usaban falda para la clase de deportes.

En mi casa las niñas también usaban falda, más que pantalón. Eso fue cambiando con el tiempo, y las modas, y la identidad de mis hermanas, pero en general la diferencia se mantuvo. Mis amigas no solían cuestionar el asunto, ni compañeros mucho menos, lo único que sí les causaba interés era que gracias a las faldas podían verles los calzones a las niñas con relativa facilidad.

Seguí indagando y con el tiempo conocí a algunas personas que se preguntaban lo mismo. Fui un lector crítico de los anuncios y de la televisión en general. Leí artículos y libros sobre el tema de las diferencias de género y las imposiciones machistas, por mi cuenta en la biblioteca estatal de Morelos.
Todo lo anterior me dio algunas respuestas:

a) aunque en el origen quizás no era así, ahora las mujeres usan falda como una imposición machista (en tanto que los hombres occidentales no la usan);
b) los hombres usan pantalón como una especie de privilegio de dominación de los medios de producción (los obreros no podrían llevar falda por seguridad, por ejemplo);
c) la sociedad impone estándares estereotipados del vestido y otras formas de ornamentación en las mujeres como una forma de dominación comercial (maquillaje, moda), y con ello las obliga a un sometimiento consumista;
d) los varones no usan faldas, porque parecerían mujeres, y eso no lo pueden soportar.
Son solo algunas de las conclusiones a las que llegué en mi adolescencia y que en esencia no han cambiado. Pero además de esto, mis reflexiones me han llevado, más que a respuestas, a nuevas preguntas, que quisiera poder eliminar pronto de mis asuntos pendientes:
a) ¿por qué las mujeres siguen siendo sometidas por las imposiciones de patriarcado machista incluso en su forma de vestir?
b) ¿por qué hasta ahora son pocos los hombres que cuestionan estos estereotipos que terminan por dañar tanto a lo femenino como a lo masculino de la sociedad?
c) es impresionante el valor que las religiones le dan a la ropa, con un enfoque moral, en especial de forma restrictiva hacia las mujeres.
d) ¿qué hacer desde mi perspectiva de hombre antipatriarcal para luchar las imposiciones de una cultura que se gesta y defiende e impone desde mi propio género?

Faldas y pantalones, tacones y tenis, aretes y collares, cabello largo y casquete corto, shorts y falditas deportivas, perfumes, trajes, rasuradoras y tantos objetos que se vuelven simbólicos en la dominación y el engaño.

Somos, antes que eso, seres humanos, que podemos vencer los prejuicios, las leyes, la moral y los dogmas que restringen, prohíben, limitan, encasillan, anulan, obligan, vigilan y castigan a quienes no los siguen. Podemos comenzar por nuestra propia casa, así lo he intentado por años.



1 comentario:

  1. Saludos, Danaé, por favor elimina todos mis textos de tus páginas. Muchas gracias

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