martes, 21 de noviembre de 2017

EDGARY VÁZQUEZ, Y la muerte se hace presente otra y otra y otra vez...



Y LA MUERTE SE HACE PRESENTE OTRA Y OTRA Y OTRA VEZ…

Por
Mario Edgary Vázquez López.
Morelos, México.


         Aun se me hace difícil de creer y asimilar. Es increíble que esto ocurriera y de esta manera. Hoy en las primeras horas del 19/11/17, al regresar de una fiesta familiar de la CDMX, pasamos poco después de las cinco de la madrugada por plaza Marina, bajando por la ciclopista, tratando de aprovechar lo despejado de las calles por la hora de llegada a la ciudad de la eterna primavera.

         Patrullas, zona acordonada, una ambulancia, las sirenas y luces propias de los elementos de seguridad pública nos sugirieron desviar la ruta original para evitar la situación. Río Mayo, entonces, la alternativa a seleccionar. El camino tranquilo y comentando los pormenores de una divertida fiesta de XV años. Minutos después, la llegada a casa y dormir poco antes del amanecer. De aquí, hasta las 3 de la tarde o más allá.

         9:45 a.m. suena el teléfono insistentemente, lo tomo con desenfado y sin abrir del todo los ojos – menos despertar totalmente –, contesto de mala gana. Sea quien sea. Sea lo que sea, no amerita que se me despierte con tan pocas horas de sueño.

-      A ver, otra vez. ¿¡qué cosa dices!? ¿¡Estás seguro!? ¡No, no te creo!
Lo demás de la conversación realmente no lo recuerdo. Como autómata doy por terminada la llamada y busco en las redes sociales de las noticias del estado, esperando sea una broma de muy mal gusto o que la información recibida fuera falsa, equivocada o un mal entendido.

         Pero no, no es de esa manera, es terriblemente real. El incidente que pasamos en la madrugada marcaba la muerte de una persona más, víctima de la violencia y la delincuencia. Que si bien no puedo decir que era mi amigo – pues es un privilegio ser su amigo que no todos tenemos – si era un compañero y colega con quien tenía un trato frecuente y recurrente.

         Si, hablo del docente de la emblemática y benemérita secundaria número uno, “Froylan Parroquin García”. Ambos nos conocíamos y competíamos frecuentemente en las diferentes competencias de matemáticas. Bueno, no nosotros, nuestros alumnos. En más de una ocasión nos tocó estar enfrentando a nuestros muchachos por los primeros lugares y lograr el pase a los concursos nacionales.

         ¿Rival?, ¿contrincante?  Si, más nunca un enemigo. Por el contrario, era un gran colega que compartía el gusto y entusiasmo por llevar a los educandos más allá de la excelencia. Compañero que si bien parecía ser en demasía estricto con sus grupos, era por desear, lo mejor para ellos; y procuraba dejarlos lo mejor preparados posibles, no solo para cada una de las olimpiadas y concursos, también para su formación continua. Pues ellos, los adolescentes que tuvieron la fortuna de ser sus alumnos, saben que salían preparados con altos niveles para el nivel medio superior y continuar su formación escolar con sólidas bases en la asignatura de matemáticas.

         Más de una vez me ganó en las competencias con sus alumnos, teniendo que aguantar que me viera con una sonrisa de mofa y recalcando su posición ganadora y lo emblemático de su plantel;  y en otras tantas, el soportaba mis burlas cuando mis chicos dejaban fuera y eliminaban a sus competidores seleccionados. Nunca en afán de humillación, simplemente era como un juego entre ambos; una complicidad compartida por buscar lo mejor para nuestras respectivas escuelas.

         Coincidíamos en concursos, cursos, las oficinas del IEBEM, talleres… y siempre el trato fue cordial y de reconocimiento mutuo. En la edición pasada de la competencia Primavera, él se llevó los lugares a la siguiente etapa. Ante esto, un apretón de manos y decirle: bien jugado master, ya te veré en la edición del 2018.
         Sin embargo… Ya esto nunca posible será. Una salida de diversión, el buscar pasar un rato agradable terminó convertido en tragedia y como una estadística más.

         Se me hace increíble. Impactante. Imposible de asimilar semejante noticia. Es de estas situaciones que te toman por sorpresa y para las que nunca se está preparado realmente.

         Descansa en paz compañero, amigo y colega. Hoy tu plantel y todo el gremio estamos de luto, por perder a uno de sus más entusiastas y comprometidos docentes del estado. Lo lamento mucho. Descansa en paz…




miércoles, 1 de noviembre de 2017

EDGARY VÁZQUEZ, Calavera para Hombres en su Tinta



CALAVERA PARA HOMBRES EN SU TINTA

Por
Mario Edgary Vázquez López.
Morelos, México.



Estaba la calaca flaca
esperando su fecha soñada
impaciente y desesperada
por llenarse de nuevas almas.

Se deleita la parca con el pan y la comida del lugar
que se coloca en la ofrenda sin faltar
en esta época del año
por la presencia de algún desencarnado.

Ya sea en Michoacán, Ocotepec o Tepoztlán
la tradición no cambia mucho en su actuar
que se hace presente en cada hogar
en donde un ser querido ha partido al más allá.

Se acerca la muerte a un monitor
observando el trabajo inconcluso del autor
que lo trataba de terminar
sin imaginar que su vida no daría para más.

Lee la huesuda estos escritos
que son trabajados por estos muchachillos
y ríe con ganas de forma macabra
al saber que ya de todos su hora está marcada.

Empezaré por Danae por ser quien lo propició
como autora intelectual de esta peculiaridad
y así uno por uno todos los demás caerán
dejando a sus lectores en la ignominia total.

No se enternece la parca por sus grandes momentos
que presentan estos humanos a través de sus cuentos
ni de lo que disfrutaron en vida con sus familias
gozándola y divirtiéndose cada vez que podían.

Fotos de lugares y sitios visitados
son momentos que ya pertenecen al pasado
pues es ahora y sin demora
que esta infeliz se los lleva sin amargura.

No importa el llanto, el dolor o los reclamos
menos que la quieran sobornar con escritos por su legado
nuevas y frescas almas la huesuda ha cosechado
siendo los flamantes y recientes inquilinos del campo santo.



Edgary Vázquez, En las manos y dominios de Yum Kímil



EN LAS MANOS Y DOMINIOS DE YUM KÍMIL.
Por
Mario Edgary Vázquez López.
Morelos, México.

         Suena el despertador, lo apago dando manotazos sin abrir del todo los ojos. Me levanto pesadamente y me quedo acostado un momento de nueva cuenta, no abro los ojos del todo, simplemente, asimilo que ya es el inicio de una nueva jornada de trabajo y actividades cotidianas.          Veo que estoy solo, mi esposa ya se ha levantado. El ruido de la regadera me indica que se está bañando. Quisiera ir con ella y compartir la ducha como antes, pero… es duro ahora. Estamos rotos como familia y cada quien está ausente y aislado. Mi hija prácticamente me ignora cada que le hablo y ni siquiera me mira. Me dirijo al patio y observo el amanecer, quisiera quedarme en casa y dormir todo el día. No tengo ánimos de rasurarme ni de hacer nada, pero, se debe hacer. Ya mi mujer dejó libre el baño y se prepara para ir a su trabajo. Entro al sanitario y de mala gana comienzo con el aseo y preparación personal. Me baño y creo tardo un poco más de la cuenta. El agua me relaja y sollozo ligeramente. Lágrimas brotan de mis ojos y trato de hacerlo en silencio.  Sé que hoy tengo que armarme de valor y acudir al hospital para la terapia. Ya son muchos días que simplemente me quedo parado a un paso de ingresar, doy media vuelta y regreso sin entrar siquiera.

         Demasiado silencio. Le hablo a mi esposa e hija y no obtengo respuesta alguna. Se fueron sin mí, ¿ni siquiera quieren que las lleve ahora al trabajo y la escuela?. Esto va de mal en peor. Manejo de manera autónoma. El paisaje, los autos, el tráfico es el mismo de cada día; si acaso mayormente nublado por las recientes lluvias, como estar en medio de nubes, con las luces prendidas y manejando con mayor precaución. Increíble este clima en esta ciudad,  no se ve prácticamente nada más allá de un par de metros. Solo la tenue luz de la parte trasera de los otros vehículos.

         Otra tarde y noche donde no nos hablamos. Ni nos vemos. Ni comemos juntos. Le hablo a mi mujer al celular y nunca me contesta, lo mismo con mi hija. Ya no sé qué hacer o cómo actuar. Es demasiado todo esto.

         Supongo debo empezar por mí, sanándome, perdonándome; tratando de hacer lo mismo que todos y seguir con la vida. Me enoja y molesta que el mundo siga girando como si nada cuando mi mundo se derrumba estrepitosamente. Tengo ganas de partir la cara de todos aquellos idiotas que ríen y se ven alegres como tontos y retrasados mentales. ¡Quisiera! No, no. Calmado, eso no ayuda. Hoy escuche en la radio algo de meditar, creo esa puede ser una solución. Meditación, paz en el alma, serenidad, sí, eso es.

Después de un par de semanas por fin logro ese estado de conciencia y lo veo, ¡lo puedo ver!, o Dios, que maravilloso y bendito regalo, ¡está aquí! ¡Mi hijo que falleció en ese accidente está aquí, lo veo!

-    -Hola hijo. Te amo, te extraño, ¡todos te extrañamos!. Lamento mucho esto que paso. No lo entiendo, no sé porque fue de esa manera.
-      
    -Hola papá, te veo también. Te extraño muchísimo y haces falta.
-      
    -Hijo, quisiera abrazarte y no sé si pueda, si se permita, o si sea posible.
-      
     -Creo que no papá. ¿Cómo estas y te sientes?.

-  -Muy triste por omo estamos por supuesto. Y… no recuerdo que ocurrió exactamente, supongo reprimí ese recuerdo, cada que trato me duele la cabeza. Tú…¿estás bien?, ¿Qué se siente estar así?. ¿Duele?

-       -Sí duele obviamente, te extrañamos mucho y a pesar de que ya paso más de un año, aun no nos hacemos a la idea de que ya no estas con nosotros. Nadie nos dio nunca una explicación convincente, simplemente, que eso llega  a pasar y que nos resignemos. Y el hecho de que tu muerte fue rápida y sin dolor, como si eso sirviera de algo.

-     -Un año de… ¿¡mi muerte!?. ¿De qué hablas? No, estás equivocado, yo estoy vivo, es…no, yo no…tú, tú fuiste quien… tú…

-      -Un año de que tuviste ese accidente y saliste de la autopista cuando te dirigías al trabajo. Guardo en mi billetera el artículo del periódico donde salió la noticia; mira, aquí lo tengo.
    
    -¡No!. ¡No, no, no! ¡No puede ser cierto esto! No puede ser, yo no estoy muerto. ¡Dios bendito!, ¿Qué está ocurriendo realmente?
    
    De pronto ya no está mi hijo. Estoy en la casa un momento y ahora en otro lugar. Solo sombras y llantos a lo lejos. Es de noche y penumbras. ¿Qué está ocurriendo? ¿Qué es esa cosa que se acerca a mí? ¡No!, ¡aléjate y vete!

  Sin darme cuenta esta ahora a mi lado, me toma de la mano y el miedo desaparece en un instante. Está bien, todo está bien. Me encamina a un gran tubo que hace me cubra los ojos por la inmensa luz que desprende de él, camino despacio a su interior y….





DANIEL ZETINA, Soltero, pero solo



SOLTERO, PERO SOLO

Por
Daniel Zetina
Morelos


Hace poco, en una reunión, nos divertíamos comentando la soltería de los asistentes. Y yo estoy soltero. Alguien dijo algo como “Bueno, soltero pero no solo”. Yo le dije “No, soltero y solo”. Es decir, parece que la soltería no implica la soledad sino la posibilidad de compartir con diferentes parejas ocasionales. Y está bien, pero yo estoy solo.

¿Por qué? Porque así lo decidí y lo escribo a un año ya de tomar dicha medida. No se trata de hacer dramático el asunto ni de alabar las virtudes de ser un anacoreta del amor o el desamor. No odio el amor ni amo la soledad. Pero decidí estar solo por un tiempo por así convenir a mis intereses. Soltero y solo. Y ha sido hasta ahora una buena cosa para mí.

En broma y en serio le dije a una amiga que yo por el momento era un hombre que no le convenía a ninguna mujer, y no porque fuera una mala persona ni porque tuviera una extraña enfermedad contagiosa, sino debido a mis actividades, sueños, salud y otros aspectos. Después de algunos comentarios y preguntas, bastante amistosas, estuvo de acuerdo conmigo.

En otra ocasión, una mujer me comentó sobre sus aventuras y por un comentario mío supuso que yo la juzgaba por tener sexo ocasional. Nada más lejos de la realidad, ya que no suelo juzgar a las personas por sus prácticas sexuales (amplias en mi ámbito de amistades). No juzgo, pero tampoco tengo porque llevar a cabo esas prácticas (ni siquiera hablar de mis preferencias respecto del tipo de relaciones personales que me gusta tener).

Por extraño que me parezca a mí, he hablado del este “tema” con varias personas: parece que la sociedad no comprende tan fácil que un hombre decida estar solo un tiempo, por las razones que sean. Acerca de estar soltero y solo, he escuchado cosas como:

1) que no importa lo que haga ni con cuántas mujeres esté, si al fin soy hombre y nadie me va a juzgar [el juicio no me interesa lo más mínimo, pero sí respetar mi decisión y decidir sobre mi cuerpo],
2) que la vida es corta y que debería disfrutarla con una o varias mujeres [un poco lo mismo, pero más absurdo, las mujeres no son un ente anónimo: cada una es una mujer respetable y maravillosa, seguro, como para hablar de ellas como algo casi abstracto; y bueno, mi vida no ha sido corta, ya llevo 38 años respirando y nada indica que esto vaya a terminar pronto],
3) que no crea que el amor ya no es para mí [el amor no me rechazó sino que yo lo hice con él, por así decirlo],
4) estar solo es malo, porque uno se amarga la vida [amargado ya estoy, en todo caso, y eso no va a empeorar si no ando por ahí soltando mi histeria con alguien],
5) que no me preocupara, que ya llegaría la mujer de mi vida, con quien me casaría y tendría hijos [como si me urgiera casarme de nuevo o ser un padre polireproductivo],
6) decidir estar solo es ser egoísta, debes corresponderle a alguien [aquí ya se me atragantan los argumentos],
7) “se me hace que eres gay” [no, bueno]
8) “¿y entonces qué haces?” [muchas cosas].

Tiempo al tiempo.
Señoras y señores y comunidad LGTB: un hombre puede decidir estar solo con muchos motivos o sin ellos, porque así lo quiere, el tiempo que guste y de la manera en que prefiera. Nada de malo hay en ello, ni de extraño. No por ello se rechaza el nirvana ni se pudre el corazón.

Tiempo al tiempo.
Más extraño me parece a mí (y de seguro también a ustedes), que la gente se empareje, incluso se case y reproduzca sin tener una razón, un motivo, un propósito en la vida, un bienestar, un equilibrio, un librero lleno de libros, algo positivo que compartir.


@DanieloZetina