¿ES NECESARIA LA LEY DE SEGURIDAD INTERIOR?
Por
Felipe Domínguez
Morelos
Sin duda lo que los
mexicanos queremos y aspiramos a tener un país con tranquilidad y paz social,
tema muy escabroso para Tirios y para Troyanos, mientras unos nos manifestamos que
se aplique toda la fuerza de la ley incluyendo las fuerzas armadas ,o sea
¡¡¡militarizando al país!!! otros definitivamente nos declaramos en una
actividad de paz buscando acuerdos y construyendo el clima al que todos
aspiramos, ambos caminos buscan el mismo fin, aunque quienes hoy detentan el
poder se inclinan a seguir convulsionando al país para acabar con el
derramamiento de sangre, con más sangre, México tiene miedo, tiene hambre.
¿En recientes días se ha
estado cocinando entre las dos cámaras del Congreso de la Unión la aprobación
de la LEY DE SEGURIDAD INTERNA, espero que los diputados federales, senadores,
congresos locales y cabildos municipales
asuman con responsabilidad social e histórica de los que acontecimientos que se
susciten a raíz de la aplicación de la ley en comento, en la que se considera
darle más poder de intervención al ejercito con el pretexto de tener mejor
control sobre la delincuencia organizada y de esa manera ir acabando con este
cáncer social, será realmente el remedio? ¿Recuerdo que ese era el objetivo de
LA GENDARMERIA misma que se anunció con bombo y platillo que por fin se había
constituido (y con muy buen presupuesto) un brazo armado de la ley eficiente y
eficaz y vemos lamentablemente que fue o es un rotundo fracaso, vale la pena militarizar
al país?
Dentro de la mencionada ley
se está considerando que las manifestaciones y mítines de protesta con tintes
de violencia serán motivo de sanciones y castigos (la calificación de violentas
estará al albedrío de las autoridades) lo que generaría en una represión a la
libre de manifestación de ideas y un cruel atentado al derecho humano a manifestarse.
(No faltaran los agitadores profesionales que saboteen las manifestaciones y
las tiñan de violentas) y por consiguiente las manifestaciones caerían de
acuerdo a la conveniencia de gobierno en turno.
Ahora, a escasos meses de
las elecciones dejaría esta reflexión que papel jugará el ejército en las
posibles manifestaciones de inconformidad, si su ungimiento legal es en “otro
sentido”.
Por otra parte, Andrés
Manuel López Obrador manifiesta analizar y valorar un cambio de estrategia para
acabar con el derramamiento de sangre, con una hipotética amnistía para los
delincuentes, una amnistía no es de facto un perdón total, es una revisión de
casos donde haya la posibilidad de avanzar hacia la paz y seguridad ciudadana,
porque argumenta con conocimiento y hechos que a 12 años de enfrentamientos
entre el gobierno y la delincuencia organizada, lo único que a resultado es más
derramamiento de sangre, a un año de salir el actual presidente (ni poner su
nombre) ya se superaron las cifras de secuestros, asesinatos y robos que dejo Felipe Calderón, luego entonces cabe la
reflexión “ la actual estrategia es la adecuada? ¿Combatir el derramamiento de
sangre con más sangre? ¿Vale la pena cambiar la estrategia?
Sin duda Gandhi dijo con
gran acierto OJO POR OJO Y EL MUNDO QUEDARÀ CIEGO.
Estamos ante el umbral de
una de las más competidas elecciones de nuestra historia, por primera vez
existe un real peligro de que el poder se vaya de las manos de los dos partidos
que han gobernado después de la Revolución Mexicana el PAN Y EL PRI a tal grado
de estar haciendo lo posible de alianzas entre el agua y el aceite, aunque dudo
si alguna vez fueron agua y aceite (PAN Y PRD).
Recapitulando, una posición
es seguir con el enfrentamiento, que la ciudadanía siga expuesta a la violencia
y a más derramamiento de sangre con las mismas acciones solo conseguiremos los
mismos resultados y con los agregados que a rio revuelto ganancia de
pescadores, aunque debiera decir ganancia de políticos corruptos. (Los
pescadores que culpa tienen)
La otra posición es la
posible amnistía con sus respectivos candados y valoraciones a los miembros de
la delincuencia organizada, que, de un rumbo diferente a nuestro país, con la
posibilidad de regresar a la seguridad ciudadana y a la tan añorada paz social.
La primera opción es de
sanciones y castigos a un alto precio, la segunda opción es de diálogos,
análisis, valoraciones para construir un cambio, pero en muchos casos se
omitiría la aplicación de la ley a cambio de paz y seguridad, ante estos
escenarios me atrevo a proponer una tercera opción que no agrede, que no
perdona pero que exige mucho trabajo, honestidad y empatía social. No ataquemos
la oferta, ataquemos la demanda, impulsemos una verdadera transformación de la
educación con más y mejores escuelas, impulsemos el deporte para una Juventud
sana y propositiva con más y mejores centros deportivos, erradiquemos la
pobreza no con más programas asistenciales si no con más empleo y mejores
salarios para poder llevar una vida digna y saludable para que de esta manera
podamos alejar a la Juventud de los vicios y la delincuencia. Es la opción más
difícil pero no implica, sangre, perdón, ni indulgencia, solo puede traer la
paz, la seguridad y una mejor vida de los hoy más de 40 millones en pobreza
extrema en nuestro país.
Ahora los más difícil, un verdadero
combate a la corrupción que impera en los tres niveles de gobierno y no burdas
y vergonzosas simulaciones como hasta la fecha se vienen ejerciendo, no
necesitamos más leyes las que tenemos son suficientes, basta con que se
apliquen a todos los que las violen, sean quienes sean, porque la impunidad a
dado lugar a la corrupción y al crecimiento de la delincuencia.
Hoy la honestidad está muy
lejos y se ha mal utilizado tanto, que ha perdido su real valor.
Basta de políticos que se
hacen millonarios a costa del erario, del enriquecimiento ilícito, del tráfico
de influencias, de los huachicoleros de cuello blanco que son los que prohíjan
el robo de combustibles y muchos más basta.